Ordo Fratrum Minorum Capuccinorum ES

Log in
updated 9:58 AM UTC, Apr 24, 2024

A quien pide se le da

Santo Padre, queridísimo Papa Francisco, es verdad: a quien pide se le da, quien busca encuentra y a quien llama se le abre.

Nosotros como Capuchinos hemos pedido que Usted celebrase con nosotros esta Santa Misa y Usted nos la concedió inmediatamente y yo pienso, no sólo porque estamos acompañados de dos Santos, padre Leopoldo y padre Pío, que Usted ha querido que estuvieran aquí en Roma como íconos y modelos de servidores de la Misericordia, sino porque ha querido decirnos algo importante también a la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos.

Con los dos Santos llegados a Roma nos ha dicho que la santidad es el primer deber de todo consagrado y los Santos Leopoldo y Pío muestran claramente que quien se da incondicionalmente al Señor es exaltado.

En estos días muchas fueron las sorpresas, pero la más grande fue ver la larga, larguísima fila de personas, esperando incluso durante horas, para poder acercarse a las urnas de los dos Santos. Esta fe de los simples nos sorprende y al mismo tiempo nos invita a mirar sus necesidades, a buscar responder como respondió San Pío, reconciliando al pecador y donando un lugar para sanar el cuerpo, ofreciéndose al mismo tiempo al Cristo de la Cruz.

Padre Santo, la sorpresa fue aún más grande cuando el día 5 de febrero pasado fue anunciado que Usted se encontrará con el Patriarca Kirill de Moscú. Nos hemos preguntado, el pequeño Leopoldo, hombre de oración, de ofrecimiento, de cortesía, de ánimo sensible hasta atender por horas a "su" penitente, él ofrenda viva por la unidad de los cristianos ¿no habrá tenido su parte en hacer posible este encuentro?
Santo Padre, como otra maravilla nos ha sorprendido que mostrara a la Iglesia a San Leopoldo y San Pío, al convocarlos en Roma, para decir al mundo que la Misericordia de Dios es grande y no termina de hacer nuevas todas las cosas.

Recordando lo que San Francisco de Asís escribe en una de sus admoniciones "es gran vergüenza para nosotros siervos del Señor que los santos hicieron las obras y nosotros con recordando y predicando las cosas que ellos hicieron queremos recibir honor y gloria", le pedimos que nos refuerce con su palabra en el camino de la santidad.

Santo Padre, los Hermanos Capuchinos aquí presentes, provenientes de todo el mundo, pero también aquellos que no pudieron venir, especialmente nuestros enfermos y ancianos que han dedicado la vida con gozo en el confesionario, en la predicación, en la educación, en los hospitales, en las cárceles, en dar cada día un plato de sopa en nuestros innumerables comedores para los pobres, le dicen con simplicidad que lo queremos mucho y que oramos por usted como cada domingo nos lo pide.

Continuaremos rezando por Usted y sobre todo con Usted, ahora que hemos puesto nuestros ojos en sus ojos, nuestras plegarias con sus plegarias. Santo Padre, al terminar este momento, antes de culminar la peregrinación y de atravesar la Puerta Santa, le pido, le pedimos que nos sostenga y que no nos haga faltar nunca su Bendición de Padre, para que cada uno de nosotros, Hermano Capuchino, viva la pobreza con alegría, sirviendo con pureza de corazón y amando la obediencia a la Iglesia, ¡dispuestos a ir allí donde ninguno quiere ir!

Una vez más querido Papa Francisco ¡Bendíganos!
¡Gracias Santo Padre!

Media

Modificado por última vez el Miércoles, 10 Febrero 2016 21:47
Más en esta categoría: « El perdón es una caricia de Dios