Hermanos y fraternidades locales
Para unos 10.500 hermanos de más de 100 países diferentes, la pertenencia a la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos se concreta, en primer lugar, en el compartir la vida cotidiana dentro de una fraternidad local.
Nuestra Orden cuenta con más de 1700 fraternidades locales, compuestas por al menos tres hermanos. Generalmente, el número de miembros de las fraternidades locales oscila entre 5 y 12. Es una rara excepción que supere los 30.
La fraternidad local practica la oración en común, come en la misma mesa y comparte los compromisos necesarios para la vida en común, así como los servicios que presta a las personas vecinas. La ayuda fraterna, el reparto de bienes y el compartir con las personas vecinas son aspectos esenciales de la vida de la fraternidad.
La coordinación de la vida fraterna se confía a un “guardián”, asistido por un vicario. Sin embargo, todos los hermanos participan en la organización y el enriquecimiento de la vida comunitaria mediante reuniones periódicas, denominadas capítulos locales.
Fraternidades regionales
El conjunto de las fraternidades locales forma una red de comunión sobre un territorio definido que constituye una circunscripción de la Orden. Dicha circunscripción se denomina “provincia”. Sin embargo, en función de ciertos criterios -entre ellos el número de hermanos, el tiempo de establecimiento, el nivel de desarrollo y la capacidad de autonomía-, las circunscripciones también pueden ser viceprovincias, custodias o delegaciones.
Las delegaciones representan el primer comienzo de una presencia organizada en un territorio determinado. En consecuencia, las fraternidades componentes siguen estando bajo el gobierno de la provincia de origen de los hermanos.
Pero las redes de fraternidades locales que forman custodias o viceprovincias o provincias siempre tienen su propio gobierno elegido por el capítulo de la circunscripción. Estos capítulos, que se celebran cada tres años, pueden reunir a todos los hermanos de la circunscripción o a los delegados de las fraternidades locales: corresponde a la circunscripción elegir una u otra forma. El capítulo es la máxima autoridad de la circunscripción. De acuerdo con la Regla de San Francisco y las Constituciones de la Orden, corresponde al capítulo tratar todos los asuntos relativos a la vida fraterna en el territorio respectivo y elegir el gobierno, que casi siempre estará formado por un “ministro” y cuatro consejeros. Estos consejeros se denominan tradicionalmente “definidores”. El ministro -o servidor de la fraternidad- y sus consejeros son elegidos por tres años. El mandato del ministro puede renovarse por otros tres años. Pero cada tres años deben cambiar al menos dos de los cuatro consejeros de este gobierno de la fraternidad.
Cada provincia goza de gran autonomía para organizar su vida y sus servicios. Es la provincia la responsable de la admisión de los candidatos a nuestra forma de vida, así como de su formación religiosa y profesional.
En nuestra Orden, algunos hermanos llegan a ser sacerdotes después de seguir el camino de formación deseado por la Iglesia para prepararlos a esta tarea. Los demás asumen plenamente su vocación de hermanos menores sin dejar de ser laicos. Es la profesión de la Regla de San Francisco y los votos de pobreza, castidad y obediencia lo que nos une en fraternidad. El sacerdocio no crea ninguna diferencia entre nosotros. Según los términos de nuestra legislación, todos los hermanos que han hecho la profesión perpetua tienen, por tanto, los mismos derechos en la Orden y son elegibles para todos los cargos necesarios para el bien común de la fraternidad.
El tamaño de las provincias puede variar, oscilando actualmente entre menos de 30 hermanos y más de 300. Para preservar el ambiente fraternal y evitar el anonimato burocrático, una provincia muy grande puede optar por dividirse en regiones más pequeñas, más adecuadas para compartir familia. Al mismo tiempo, cuando una provincia se vuelve demasiado pequeña para gobernarla y desarrollarla, puede unirse a otra para formar con ella una circunscripción más vigorosa.
En cada una de las principales regiones del mundo, las provincias se agrupan en “conferencias”. Esta estructura regional, en virtud de la lengua, la cultura y otros factores sociales, facilita la colaboración en áreas de interés común.
Fraternidad mundial
Al igual que las provincias y otras circunscripciones son redes de fraternidades locales, la Orden, a nivel mundial, puede describirse como una red de provincias, viceprovincias, custodias y delegaciones, cuya animación es tarea del Ministro General ayudado por ocho consejeros (definidores generales).
El ministro general y sus consejeros son elegidos durante el capítulo general de la Orden, que se celebra cada seis años. El capítulo general reúne a los ministros de todas las provincias y viceprovincias, así como a un cierto número de delegados de las provincias y custodias más grandes.
Además de elegir al Ministro General y a sus consejeros, que deben ser elegidos en cada una de las principales regiones de la Orden, el Capítulo General tiene la tarea de tratar todos los problemas de la Orden y actualizar nuestra legislación para que responda adecuadamente a las necesidades de la Iglesia y al desarrollo de la sociedad.
Durante su mandato de seis años, el Ministro General se compromete a visitar todas las circunscripciones de la Orden y, en la medida de lo posible, a todos los hermanos. Sus consejeros visitarán con mayor frecuencia la región que les ha elegido y para la que han recibido una responsabilidad especial. Su preocupación constante será fomentar el desarrollo local y la diversidad, preservando al mismo tiempo la cohesión y la unidad. También deberán prestar especial atención a todas las necesidades, tanto de personal como de recursos materiales, a las que se pueda ayudar apelando a la solidaridad de la Orden.
Para hacer balance de algunas cuestiones centrales de la vida de la Orden, el Ministro General reúne a veces a representantes de todas las regiones de la Orden en un Consejo temporal ampliado, llamado Consejo Plenario de la Orden. Los CPO celebrados hasta ahora han tratado temas como la oración, las misiones, la formación, nuestra presencia profética en el mundo y la pobreza evangélica vivida en fraternidad. En 2004, el séptimo CPO tratará de “nuestra vida fraterna en minoridad”.
Ser hermanos es la expresión fundamental de la pertenencia a la Orden. Sin embargo, somos una familia extremadamente diversa, al mismo tiempo unida y separada por tantas culturas, situaciones políticas, económicas y sociales que reflejan una parte muy grande de la riqueza de la humanidad, a la que nosotros, presentes en tantos lugares, pertenecemos. Pero todos compartimos la tradición franciscana como historia común e íntima; estamos unidos por antiguas instituciones que adaptamos según las necesidades de nuestro desarrollo; y todos hemos elegido vivir “según la forma del santo Evangelio”, para servir al Señor y a nuestros hermanos en la solidaridad y en la paz. En la oración y en el compartir cotidiano de nuestras fraternidades locales, siempre hay un espacio abierto para nuestros hermanos de otras partes, de modo que si se acercan a nosotros con facilidad se encuentren con verdaderos hermanos en medio de ellos.