San Leopoldo Mandic
El aniversario que culmina en 2016
En 2016 celebramos los 150 años de su nacimiento, que fue en 1866 en Montenegro. Ese pequeño capuchino, que el Papa Francisco en el Año de la Misericordia, lo señaló a la Iglesia Universal como ejemplo para acercarse al misterio del Amor de Dios. Seguramente desde hoy otras personal llegarán a conocer su noble figura.
Por esto es importe presentarlo a nuestros hermanos y a los fieles que frecuentan nuestras iglesias, y mostrarlo en su doble carisma de ser un heroico ministro de la reconciliación y un profeta del ecumenismo espiritual. Para esto serán de ayuda algunos instrumentos de “comunicación” que fueron preparados por la Oficina del las Comunicaciones. Se trata de algunos videos y de galerías de fotos de dos lugares significativos: su ciudad natal – Herceg Novi (Montenegro), y el lugar donde ha confesado por casi toda su vida y donde murió – Padua (Italia).
El video y las fotos no tienen ningún comentario, fueron preparados de este modo para dar la posibilidad de utilizarlo en todas las lenguas y países. Así, cada uno puede comentarlos dando a conocer – durante la presentación – la vida del Santo.
Todos los materiales utilizados para la producción son legarles y no tienen copyright – esto significa que pueden ser usados en las iglesias y en cualquier otro lugar.
Esperamos que a través de este material muchas personal puedan conocer más la figura de nuestro Santo hermano y sea una invitación a profundizar no sólo sobre su biografía, sino también en sus escritos que son una enseñanza que traspasa el tiempo.
Todos los materiales de video se encuentran en Youtube, mientras que las fotos pueden ser descargadas y utilizadas para cualquier momento de evangelización.
San Leopoldo Mandic – Herceg Novi
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Fotos
- Ex convento de los Capuchinos
- Capilla de San Leopoldo
- Iglesia de San Jerónimo
- Herceg Novi – casa natal
San Leopoldo Mandic – Padua
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Fotos
San Leopoldo Mandić – biografía
Bogdan (Adeodato) Mandić, luego padre Leopoldo, nació en Castelnuovo di Cattaro – hoy llamada Herceg-Novi (Херцег Нови) – en Montenegro el 12 de mayo de 1866, como undécimo de los doce hijos de la piadosa y trabajadora familia croata de Pietro Mandić y de Carolina Zarević. Un mes después, el 13 de junio, recibió el bautismo en la iglesia parroquial.
Desde pequeño, Bogdan demostró un carácter fuerte, y también se reveló en él una destacada piedad, nobleza de ánimo y empeño en la escuela. Pronto se sintió llamado a la vida religiosa.
En noviembre de 1882 dejó la casa paterna y fue recibido en el seminario capuchino de Údine. El 2 de mayo de 1884 inició el noviciado en Bassano de Grappa (Vicenza), donde vistió el hábito franciscano, recibiendo el nuevo nombre de “fray Leopoldo”, comprometiéndose a vivir la regla y el espíritu de san Francisco de Asís. Desde 1885 a 1890 completó los estudios filosóficos y teológicos en los conventos de Santa Cruz en Padua y del Santísimo Redentor en Venecia. El 20 de septiembre de 1890, en la basílica de Nuestra Señora de la Salud en Venecia, fue ordenado sacerdote por la imposición de las manos del Card. Domenico Agostini.
Desde 1887, se sintió llamado a promover la unión de los cristianos orientales separados con la Iglesia católica. Con la perspectiva de un retorno a la tierra en que nació como misionero, se dedicó a aprender diversas lenguas eslavas. Pidió ser enviado a las misiones de Oriente en su propia tierra, según el ideal ecuménico, transformado en voto, que cultivará hasta el fin sus días, pero su frágil salud desaconsejó a los superiores aceptar la petición. De hecho, luego de dos breves experiencias misioneras (en Zara de 1897 a 1900 y en Capodistria de 1905 a 1906) a causa de su delicada constitución física y a un defecto en la pronunciación, que le impedía dedicarse a la predicación, le fue asignada la tarea de confesor que desarrolló durante toda su vida.
Salvo los breves paréntesis en Bassano de Grappa y en el Santuario de Nuestra Señor del Olmo en Thine, el padre Leopoldo prestó este servicio en el convento de Santa Cruz en Padua, donde llegó en la primavera de 1909. En el arco de pocos años se transformó en un confesor buscado por personas de toda extracción social – campesinos, trabajadores, intelectuales y aristócratas, profesores y estudiantes universitarios, y también el clero secular y religioso – que para encontrarlo llegaban incluso de fuera de la ciudad.
Los recibía en la pequeña celda-confesionario escuchando con paciencia, alentando, consolando y reconciliando con Dios. Durante el gélido invierno y el tórrido verano, sin vacaciones, atormentado por varias enfermedades, hasta el último día permaneció al servicio de las almas, transformándose en un verdadero mártir del confesionario.
El padre Leopoldo murió el 30 de julio de 1942. Luego de cuatro años se comenzaron los procesos informativos para su beatificación. El 2 de mayo de 1976 Pablo VI lo proclamó “Beato” y el 16 de octubre de 1983, durante el desarrollo del Sínodo de los Obispos sobre la “Reconciliación y penitencia en la misión de la Iglesia”, en el Año Santo extraordinario de la Redención, fue proclamado “Santo” por el Papa Juan Pablo II.