BELÉM DO SOLIMÕES, Amazonía Brasil — En el corazón de la selva amazónica, la historia de Belém do Solimões y de la presencia capuchina en la región es un testimonio viviente del compromiso de nuestros frailes. Fundada en 1870, la misión de Belém do Solimões, que es también sede de la parroquia San Francisco de Asís, se convirtió en un pilar para la comunidad indígena.
La historia se remonta a la llegada de los frailes menores observantes italianos en 1870. Guiados por fr. Angelo Fratteggini OFM, fundaron la primera comunidad, marcando el inicio del carisma seráfico en la región. Su apoyo fue fundamenta no sólo para el desarrollo de las infraestructuras locales, sino también para la consolidación de la obra pastoral.
La actividad misionera de los frailes capuchinos se remonta a 1909 en la región amazónica, pero en Belém do Solimões comenzó durante el primer viaje de Fr. Domingos de Gualdo Tadino. Partiendo de Manaos el 2 de marzo de 1911 a bordo del vapor Andress, el religioso remontó el río Solimões y llegó a su destino el 7 de marzo del mismo año. Su llegada fue acogida por la familia Mafra, que en aquella época dominaba socioeconómicamente la región y que facilitó logísticamente su inserción para la evangelización de la comunidad.
A través de los años, figuras claves como fr. Fidel de Alviano y fr. Arsenio Sampalmieri plasmaron la misión. Fr. Fidel promovió la construcción de un nuevo complejo misionero en 1936, mientras que la llegada de fr. Arsenio en 1969 marcó un cambio. Por casi 25 años, fr. Arsenio se dedicó a la comunidad, encarnado el espíritu del Buen Pastor que, según el Evangelio, “llama a sus ovejas por su nombre y da la vida por ellas”. Su trabajo, facilitado por la donación de terrenos por parte de benefactores, contribuyó a reunir las familias dispersas de la zona.
Luego de su partida en 1992 la parroquia atravesó un largo período de inestabilidad pastoral. Sólo en 2006 fue reestablecida una presencia capuchina permanente, con una fraternidad dedicada al trabajo misionero, guiada por el guardián y párroco fr. Paolo María Braghini, junto a fr. Gino Albertari y fr. Paulo Silva, reafirmando el compromiso de los hermanos por la comunidad.
En 2024, para conmemorar los 115 años de presencia capuchina en la región, se realizó una gran misión pastoral con el lema “Y nosotros quedamos”, expresando la permanencia y el compromiso con el pueblo de Belém do Solimões. Esta iniciativa fortaleció la presencia franciscana a través de visitas domiciliarias, asistencia espiritual y evangelización.
La misión creció con esperanza, llevando la presencia de los hermanos capuchinos a otras regiones amazónicas hasta los confines de Colombia, Brasil y Perú, viviendo con los pueblos indígenas de diversas etnias como los Ticuna, Kokoma, Kambebe y Kanamari.
Actualmente, no obstante las dificultades geográficas, la misión continúa adaptándose gracias a las nuevas tecnologías para sostener el servicio pastoral. Lo más notable es que la comunidad local dejó de ser una simple “destinataria” de la misión para transformarse en un “sujeto” activo de la propia historia, realizando así el ideal misionero de una Iglesia realmente encarnada en la cultura de la región. Nuestras fraternidades y nuestro trabajo son un hermoso ejemplo de cómo el carisma continúa siendo un testimonio misionero, promoviendo una vida espiritual y social duradera en el corazón la Amazonía.